Y así fue como llegué ,casi de casualidad, a aquel pueblo del interior de la sierra. Desolado, con escasez de habitantes. No fue poco significativo el hecho de que lo primero que se viese al llegar, justo a la entrada del lugar , fuese una gasolinera abandonada, cuyos surtidores estaban invadidos por las enredaderas y matojos de hierba salvaje que se abrían paso por cada esquina. Las ventanas rotas y una vieja máquina expendedora de hielo ,totalmente desvencijada . Imaginé que serían unas vacaciones tranquilas y solitarias. Perfectas para trabajar en mi siguiente novela.
El chalet era más o menos como en las fotos del anuncio. Quizás algo más pequeño de lo que imaginaba y más sucio, pero en general, era un buen lugar para pasar estos dos meses y.. escribir..
El tiempo era caluroso y seco. Pero con moderación. Por las noches soplaba viento fresco. Eso me animaba. La calma se respiraba sin esfuerzo. Solo faltaba que empezasen a fruir las ideas y empezar a teclear la máquina de escribir..
El tiempo era caluroso y seco. Pero con moderación. Por las noches soplaba viento fresco. Eso me animaba. La calma se respiraba sin esfuerzo. Solo faltaba que empezasen a fruir las ideas y empezar a teclear la máquina de escribir..
Al tercer día apareció asesinado un vecino de un hachazo en la cabeza. Detuvieron como sospechosos a su mujer y a su amante, además de al hijo menor del matrimonio. algunos rumores interesantes y cotilleos un tanto enigmáticos empezaron a correr de boca en boca. Aquello fue simplemente perfecto. Ya encontré inspiración y una premisa interesante sobre la que empezar a escribir..
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