La señora alcaldesa fornicaba con el primer teniente de alcalde sobre la mesa del salón de plenos. Las cámaras de seguridad retransmitían todo lo que allí sucedía y las imágenes eran enviadas a los ordenadores personales de cada uno de los componentes de los grupos políticos, tanto del gobierno como de la oposición. A ella no le importaba. Muy al contrario, exhibirse la fascinaba y excitaba.
Cuando hubieron terminado, se ataviaron con trajes de caza y salieron ambos en mitad de la noche a cazar lobos por los campos de Kaffar Naun. Media docena de ejemplares cayó fulminada bajo las flechas de las ballestas de la sonriente tirana y su amante y aspirante a marido. Todo mientras el sufrido marido e hijos de la misma esperaban en casa, durmiendo ajenos a todo.
Luego la pareja de adúlteros (él también tenía familia esperando en casa) marcharon por la zona de bares cercana al bulevar. Siempre tomaban la última en el bar irlandés. En una apartada mesa de una esquina casi sumida en las sombras. Allí les gustaba planificar su futuro juntos.
Al parecer ambos querían comprar se un chalet nuevo a las afueras de la ciudad. Por supuesto su posición y sueldo mensual a costa del contribuyente les daba para eso y mucho más. Por ejemplo para callar muchas bocas y comprar favores y privilegios. Lo que no podían pagar de su bolsillo.. Bueno... Siempre podían sacarlo de las arcas municipales.
La alcaldesa era una mujer de mediana edad. Poco agraciada , con multitud de arrugas faciales para una mujer que aún no llegaba de lejos a la cincuentena . Las arrugas de su maltratado rostro se exacerbaban cuando esta encogía el rostro para sonreír. Una sonrisa irónica y soberbia . La de aquellos que se saben intocables gracias a una cuestionable mayoría absoluta.
En el grupo gobernante... sus miembros. Solían acostarse todos con todos de vez en cuando. Aquello era como un baile con cambio de pareja. Gustaban de las orgías repletas de droga y sexo desenfrenado. Con perversiones de variada tipología. El concejal de seguridad gozaba especialmente cuando la alcaldesa practicaba bondage y masoquismo con él.
Aquello relajaba, al parecer su cuerpo y sus mentes...
Kaffar Naun había conocido tiempos difíciles con anterioridad, pero podríamos decir que el equipo de gobierno liderado por la señora alcaldesa Amelia Villatorres habia diezmado de manera definitiva las esperanzas de un cambio a mejor. Tasas abusivas, crisis en los negocios locales y un sinfín de penalizaciones por ilegalidades e irregularidades, pagadas por supuesto con fondos públicos había sumido a la población en un verdadero estado de depresión.
La gente ya no tenía ganas de luchas ni de reivindicaciones. Todo el mundo estaba realmente desencantado. Fue un periodo oscuro , sin duda.
La alcaldesa y su amante solían despedirse en las puertas mismas del ayuntamiento. Donde pocas horas después volverían a reencontrarse. Cada uno a su casa y dios en la de todos.
Un desapasionado beso era su seña de identidad.
Tras dormir unas pocas horas y dejarse follar casi por compasión, por parte de su cónyuge oficial, la señora alcaldesa tomaba un café rápido y viajaba en su coche oficial hasta la casa consistorial. Cuando tocaba pleno la cosa era aún más divertida. La noche anterior cada miembro de la oposición se había masturbado con los videos retransmitidos furtivamente por las cámaras del lugar. Eso les volvía agresivos e impetuosos. Se desarrollaba entonces un clima confuso, al que los concejales de género masculino acudían con una disposición especial, marcada por los altos índices de testosterona , y donde las escasas mujeres sentían verguenza ajena y una timidez y pudor que las impedía pensar con claridad, al igual que sus colegas hombres, que eran más proclives a cometer errores y no lograban un índice aceptable de concentración. Eso les hacía vulnerables.
Había une envidia especial entre doña Mónica , la cabeza visible del partido más fuerte de la posición y la señora Amelia. La primera sospechaba que la alcaldesa se acostaba también con su marido. Miradas furtivas entre ambas, hacían de cada sesión de asuntos del dia, una verdadera partida de poker.
Los celos, las envidias y los chantajes eran también elementos comunes a la actividad política de Kaffar Naun.
Especialmente memorable fue la sesión del pleno que aconteció en Junio del último año de gobierno para el grupo político de doña Amelia.
Allí , como cada vez, estaba sentado en primera fila el mafioso don Santino Faticoni. Fumando su interminable y humeante puro .
Esta enviaba miradas lascivas a los miembros femeninos de los grupos allí presentes, al tiempo que supervisaba que sus intereses no fuesen trastocados por las decisiones de los diversos miembros del panorama político.
En un momento dado , y mientras se debatía el segundo punto del asunto del día. Una lágrima recorrió la parte derecha del rostro de doña Mónica. Su tristeza se volvió rabia en un momento dado y en mitad de la sesión saltó de su asiento y recorrió la mesa con un cuchillo en su mano. Al grito de "Zorra" saltó sobre la alcaldesa y la hirió en el hombro. Doña Mónica fue reducida por los concejales de su grupo y los del partido gobernante.
Faticoni aplaudía y reía a carcajada limpia, congratulado por el espectáculo imprevisto.
A los pocos días la prensa local ya se había ocupado de difundir el suceso. aquello debió de ser de alguna manera, la gota que colmó algún vaso, porque tras las elecciones, el grupo gobernante durante cuatro legislaturas seguidas cayó hasta posicionarse solo como la tercera fuerza política.
Doña Amalia desapareció entonces del panorama político y se retiró a vivir en su mansión, con su nuevo marido, el primer teniente de alcalde.
Hay un dicho muy popular en Kaffar NAun en los últimos tiempos. Cuando la gente va a presenciar un pleno, siempre suelen decir "A ver que clase de puñaladas vemos hoy.."
Los tiempos cambian, las personas van y vienen.. Y cada época trae consigo nuevas anécdotas , personajes y situaciones. Pero Kaffar Naun nunca volvió a vivir un panorama político tan pintoresco como el protagonizado por doña Amelia Villatorres y su equipo de gobierno.
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